lunes, 12 de junio de 2017

La Alhambra de Granada

En mi visita a la Alhambra pude ver

El Patio de los Leones


Cuando Mohamed V sucedió a su padre Yusuf I, no se limitó a terminar las reformas que éste había comenzado, sino que comenzó a construir lo que sería su gran obra, el magnífico legado que nos dejó en la Alhambra: el Palacio de los Leones. Este palacio constituía las estancias privadas de la familia real, y se construyó en el ángulo que forman los Baños y el Patio de los Arrayanes.
En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que se alcanza una belleza de una sensibilidad y armonía incomparables, donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en una maravilloso placer para los sentidos, en el que se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano, acrecentado por la amistad que mantuvieron Mohamed V y Pedro I, el Cruel, por aquel entonces monarca cristiano.
El palacio está compuesto por un patio central rodeado de galerías de columnas a modo de claustro cristiano, que permite el acceso a distintas salas: al oeste la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Hermanas, Ajimeces y Mirador de Daraxa y al sur la de los Abencerrajes y el Harén.


El Patio de los Arrayanes

 El patio de los Arrayanes es el gran espacio perteneciente a la Alhambra, situado al este del patio del Cuarto Dorado y al oeste de la sala de Baños y patio de los Leones. A su alrededor se articulan una serie de estancias siendo las más importantes las destinadas a cuarto de trabajo del sultán (diwan) o sala del trono y de audiencias (situadas al norte del patio). Son los aposentos conocidos como Palacio de Comares. El patio es rectangular de dimensiones bastante considerables y con un estanque o alberca en el centro rodeado de plantaciones de arrayanes (o mirtos). Se le conoce también con los nombres de patio de los Mirtos, patio de la Alberca y patio de Comares.
 





 Palacio de Carlos v



El palacio de Carlos V de Granada, comunidad autónoma de Andalucía, España, es una construcción renacentista situada en la colina de la Alhambra. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada y, desde 1994, también es sede del Museo de la Alhambra.
Fue mandado construir por el rey Carlos I (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V) a partir de su boda con Isabel de Portugal, celebrada en Sevilla, en 1526. Tras el enlace, la pareja estuvo viviendo varios meses en la Alhambra, quedando profundamente impresionado por el palacio, dejando encargada la construcción del nuevo palacio con la intención de establecer su residencia en la Alhambra granadina.1
Ya los Reyes Católicos habían habilitado salas después de 1492, pero la intención de Carlos era la de dotarse de una residencia estable a la medida de un emperador. El proyecto fue asignado a Pedro Machuca. En una España en la que el estilo imperante era el plateresco, y que no se había despegado totalmente del gótico, Machuca construyó un palacio que corresponde estilísticamente al manierismo, estilo que estaba dando sus primeros pasos en Italia. Aún aceptando las versiones que sitúan a Machuca en los talleres de Miguel Ángel, cuando comienzan las obras del Palacio en 1527 éste no había realizado todavía lo más representativo de su producción arquitectónica.


 

 Torre der La Vela

Torre de la Vela

La planta de la Torre de la Vela mide 16 metros de lado y 26,80 metros de alto. La base es maciza y tiene cuatro pisos con arcos apeados por pilares. Durante algún tiempo, esta torre se convirtió en vivienda, por lo que su aspecto ha cambiado con respecto al que tuvo en sus orígenes. En el segundo piso tuvo almenas hasta el siglo XVI. La ubicación actual de la campana en la fachada occidental es de 1840 y tuvo que ser reconstruida posteriormente debido a la caída de un rayo en 1882.

La campana es la gran protagonista de esta torre. Antiguamente, su toque servía como reloj nocturno a los agricultores de la Vega para regar sus campos. Comenzaba a sonar de 8 a 9:30 de la noche, y seguía sonando a distintos intervalos y con distintos toques hasta las 3 o las 4 de la mañana, según la estación del año. Esta campana también ha servido para llamar a los granadinos en caso de peligro. Hoy en día, es el día 2 de enero de cada año cuando la torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño. En conmemoración de la fecha en la que los Reyes Católicos tomaron Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad que hagan sonar la campana el 2 de enero de cada año, contraerán matrimonio antes de que termine el año.

El paisaje que podemos observar desde la torre es maravilloso, ya que es posible disfrutar de un solo vistazo de una panorámica de la ciudad, Sierra Nevada, la vega y los pueblos de los alrededores.